Cual no ha sido mi sorpresa esta mañana, de camino al trabajo, encontrarme por los alrededores de la Basílica de Santa María, cual "gossa" olfateando el rastro de algún cachorro perdido, a mi querida amiga Soku Nagosa. Puede que el nombre os suene a algún diseñador japonés o tal vez a un exquisito plato de dicho país; pero no, nada más lejos de la realidad. Ilicitana de pura cepa, aunque de rasgos nórdicos (entre la Nilsen y Barba-rella ), tranquila a simple vista pero sin perderla ídem, mi Toñi es uno de los personajes más significativos y con la libido más descontrolada de la ciudad. Ya desde su infancia era notable en su esbeltez y en su desparpajo. Buena muestra dio el día de su comunión, que quiso comerse la hostia con unos tacones réplica de los que llevaba Mandona en “Sex”… Toda una portent-osa, que modernizó la sacristía del Salvador con los restos de las telas de los vestidos que se hacía para los espectáculos insufribles del “Blue Star”. Y aunque dicen que la edad suaviza el carácter, en su caso fue todo lo contrario. Del travestismo a hacer la calle, de ésta a atracar bancos y así a un sinfín de delitos que no tienen cabida en la cabeza de un ser humano. Una gran amiga, sin lugar a dudas, que me ha hecho replantearme la vida en muchas ocasiones y de la cual puedo estar tan orgulloso como si de mi propia madrastra se tratara. Desde estas sencillas líneas te mando un abrazo falsísimo, deseando que llegue agosto para realizar ese viaje a Río que tanto hemos planificado a lo largo de los años. Kisses Soku.
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